Otro sentimiento se acerca, susurra y habla

Y con el alma llena de ilusiones, proyectos y ansias, logro convivir a través del túnel que separa el dolor y la dicha.
El día se ha puesto blanco y abierto, hoy no hay pájaros, estarán dormitando las horas en los árboles, sólo alguna mosca ambiciosa, de cuando en cuando, vuela mareada de verano.
Y a estas alturas del día se raya el suelo, alejando cada vez más la luz hacia donde no existe. 

Algunas cosas que quisiera guardar donde sea que el día se trague a la noche

Un sentimiento

Desde la niebla de una mañana de verano, el ruido de las cosas cotidianas no quiere dejar sitio a un despertar sereno. Anoche el cielo rojo parecía cambiar el ánimo de las palabras que no durmieron,  sólo se apalancaron en un estante oculto como un eco que llega desde más allá de los pinos, que quiere robar el rincón, el lugar desde donde los ojos se entornan y vuelven a soñar, a fabricar, a crear uno nuevo... 
Un perro invisible ladra en alguna parte de esta frontera, y la luz se vuelve, poco a poco, despiadada con el día, y un pájaro habla sin parar con alguien o algo a quien yo no puedo ver ni sentir.
El lamento se entremezcla, se corta con todo lo que la vista contiene, se escurre de la mente y pasea, descalzo,  por este nido de sentimientos.
La necesidad de unas horas limpias y sencillas me quita el sueño que olvidé ayer,  y el sol sin lágrimas, enorme, se baña indiferente a todo en el mar ciego, cercano, inmenso, azul.
Grupos de pájaros pequeñitos, casi de tres en tres, planean hasta donde parece empezar la nada.
Quizás son absurdas, incomprensibles las letras que me rondan, pero, lo cierto es que un nuevo día abre la puerta, y yo he entrado con los brazos abiertos, dispuestos a abarcarlo todo.